¿Sabías que la hospitalidad está profundamente arraigada en el carácter de Dios? Lo vemos cuando alcanzó a los israelitas cuando eran habitantes en una tierra extranjera. Lo vemos una vez más cuando nos alcanzó cuando aún éramos pecadores y nos adoptó como sus hijos.

No nos mostró esta hospitalidad para que evangelio nos resultara más atractivo. Nos brindó esta hospitalidad porque Él es quien es. Dios es amor. Es parte de su naturaleza. Como hijos de Dios, hemos sido llamados a reflejar su carácter y a compartir la misma hospitalidad que recibimos.

Los estudiantes internacionales son un regalo de Dios para aumentar su iglesia global. ¡Qué oportunidad tan increíble para aprender acerca del amor de Dios por todas las personas y vivir la obra de Dios en y a través de nosotros!

Según construimos relaciones inter-culturales genuinas, conseguimos saborear la creatividad de Dios y experimentar una maravillosa diversidad de naciones y culturas. En primer lugar, vemos que la mano de Dios no es solo la de un Dios de nuestra propia comunidad, sino que es Dios de toda nación, toda tribu, y toda lengua. ¡Podemos ser testigos de Dios quien está obrando por medio de nosotros! Según damos la bienvenida a estudiantes de otros países a nuestras comunidades, estas comunidades pueden crecer para ser un reflejo de la nueva humanidad de Dios: un pueblo de todos los pueblos.